Ya lleva casi un mes sin haber perdido el apetito. También ha recuperado los viejos hábitos que perdió cuando mi Job y yo decidimos compartir casa nosotros dos, la gata, su perro y dos churumbeles (los churumbeles solo cada quince días). Vamos, que ya se pasea por encima de mi portátil en cuanto me pongo a escribir, o se sienta encima del periódico en cuanto la noticia es más o menos interesante.
Es fácil que no sepáis de que estoy hablando, porque el post que inauguró este blog lo eliminé sin querer (mis habilidades informáticas dejan mucho que desear), así que lo copio dentro de este, para que os pongáis al día.
En resumen, estoy de celebración, porque contra todo pronóstico (del veterinario) parece que ha decidido quedarse conmigo más tiempo de lo esperado y se deja medicar con paciencia (no lo había hecho nunca). Nunca creí que me alegraría tanto de que arañe los brazos del sofá en cuanto mi Job se despista!!
El primer post que eliminé:
Una mala noticia
Esta semana me han dado una mala noticia.
La gata que ha compartido conmigo los últimos 17 años de mi vida (y pico), no va a acompañarme mucho tiempo más.
Y mira tú por dónde me he cabreado y mucho, tanto que me he decidido a abrir un blog y desahogarme, que también podría hacerlo en un sencillo Word, pero últimamente me he aficionado a los blogs (por culpa de pseudo socióloga, y para desespero de mi... ¿pareja? ¿Compañero? ¿Novio?), y aquí estoy. Y además le he puesto al blog el nombre de la gata, ese que nadie ha sabido memorizar más de 2 días seguidos, y como título la frase ( de Perich, que no mía) que mejor la / nos define.
No voy a explicar aquí las “monerías” de Jazz ni “aquella vez que”, ni” fíjate tú, no parece un animal”, ni mucho menos el clásico “prefiero a los animales que a las personas”, básicamente porque J no ha hecho nunca monerías, es una gata muy gata y a mi me gustan las personas y los animales.
Lo que pasa es que no me lo esperaba, ya sé que después de 17 años (y pico) es de ilusos, pero:
· Me cuesta imaginar que no estará conmigo en una próxima mudanza (seguro que habrá otra), que ella y yo ya llevamos 7, y oye nos adaptamos que no veas.
· No me puedo imaginar la casa vacía de esos pelos finitos que vuelan por todas las habitaciones y que te decoran la ropa y el sofá como nada.
· No quiero pensar en las mañanas que podré dormir más allá del amanecer, porque ella no estará para decidir que ya es hora de levantarse
· No quiero tener el mismo sofá más de 3 años porque se conserve en perfecto estado y no con los brazos completamente pelados de sus arañazos
· No quiero tener un cuarto de baño más porque no lo ocupe su “cajita”
· No quiero que se vaya
· NO QUIERO QUE SE VAYA
Pero como hasta el momento, y que conste que lo intento, no tengo una varita mágica que pueda cambiar el futuro, me toca aguantar y esperar que el tiempo que le queda no sea muy poquito.
Y no, no voy a compartir casa con otro gato/a.
La vi nacer 4 meses después de independizarme y se irá cuando independencia, lo que se dice independencia, me queda poca… ella es muy gata: no quiere, se deja querer; no da, toma; sólo le atraen las puertas que están cerradas, los cajones con jerseys de angora; duerme, come, corre y maúlla cuando y porque le da la gana.
La voy a echar mucho de menos, pero conste que intentaré aplicar todo lo que de ella he aprendido, aunque eso sí: no pienso arañar los brazos del sofá.
Es de esperar que le quede más de un sofá por arañar... para que tu alegría permanezca.
ResponderEliminarMe alegro un montón. No sé cuánto viven los gatos, pero esta parece que quiere quedarse.
ResponderEliminar¿Cómo dices que se llama? ;DD
besos
Me alegro de que esté mejor. Da tantísima pena perder a una mascota...
ResponderEliminar:( : Al último sofá mi Job le ha puesto una funda... todavía no ha descubierto que sabe colarse por debajo...
ResponderEliminarGuardián: Se llama Jazz, como la música pero todos la llama Jasa o gata
Doctora Anchoa: Demasiada penita, pero creo que de momento la aplazamos-
A mi sigue sin salirme lo que escribes nuevo.
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